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En los últimos años cada vez es más común seguir una alimentación sin gluten. Ya sea por intolerancia, por celiaquía (cuando ya hay alergia ) o bien porqué se ha comprobado que seguir una dieta sin gluten procedente del trigo, nos hace sentir más ligeros, deshinchados y con más energía.
El gluten es la parte protéica del cereal. Ya sea del trigo, cebada, espelta, kamut, centeno, malta. Entre sus funciones está la de aglutinar masas para conseguir una textura esponjosa , contribuyendo a la unión del resto de ingredientes logrando una consistencia firme.
Esta proteína se compone de glutenina y de gliadina, y representa el 80 por ciento de las proteínas del trigo. Sea integral o incluso ecológico, la composición es la misma. La gliadina es la proteína que presenta un mayor problema respecto a la intolerancia al gluten en general y la enfermedad celiaca en particular. Los anticuerpos del sistema inmunológico de las personas con estas afecciones reaccionan contra la gliadina, y dan lugar a los síntomas característicos que provoca la ingesta de gluten en personas que padecen estas enfermedades. Además, la gliadina puede llegar a hacer que la permeabilidad intestinal se vuelva más alta e, independientemente de si una persona es celiaca o no, hay posibilidad de que desarrolle diversas enfermedades autoinmunes e incluso cáncer, infecciones o alergias.
Esta proteína no es indispensable para el cuerpo humano siendo totalmente sustituida por alimentos ricos en aminoácidos esenciales como : huevos ECO, pescado salvaje, legumbres ( azukis, garbanzos, judías ) , pollo ECO o lácteos de cabra u oveja, semillas y frutos secos.
Así, en caso de intolerancia o alergia es conveniente evitar cualquier alimento que contenga gluten ya que este puede llegar a producir daños severos en el intestino delgado, sobretodo en las vellosidades intestinales que resultan destruida viéndose altera la correcta absorción de los nutrientes, pudiendo generar una mal nutrición.
La enfermedad celíaca puede dar distintos síntomas según cada persona. Pero en general pueden darse en el sistema digestivo, nervioso o incluso en la piel. Generando siempre un estado general de inflamación. Por eso es muy habitual deshincharse y tener una pérdida de peso cuando se sigue una dieta sin gluten, sobretodo a la que se refiere sin trigo.
Yo misma lo viví, me cambió mucho la cara y se me fue la barriguita que tenía. Estos fueron los primeros cambios que noté al dejar de consumir el gluten del trigo. Me mejoraron las digestiones, ya no tenía esa pesadez constante ni los gases.
El problema se acentúa en las últimas décadas ya que la industria alimentaria ha ido modificando genéticamente el gluten del trigo para conseguir unos productos más esponjosos con menor tiempo de preparación.
Nuestro sistema digestivo va muy lento y no ha sido capaz de adaptarse a esta alteración generando más intolerancias y alergias.
En resumen podríamos decir que en la actualidad nadie tiene la capacidad de digerir la gliadina del trigo creando inflamación y digestiones pesadas.
Seguir una alimentación sin gluten desde casa es muy fácil, pero como siempre, la industria alimentaria le ven la oportunidad de oro y nos lo complican para llenarse sus bolsillos.
Hay que evitar los alimentos procesados con etiquetas ‘sin gluten’ ya que la mayoría de veces están llenos de almidón, harinas de mala calidad, sal refinada, aditivos y conservantes. La solución es consumir alimentos reales hechos con cereales que sean libres de gluten de manera natural como : el arroz integral, el trigo sarraceno, la quinoa, el mijo… Incluso ahora tenemos ya en el mercado una selección de pastas hechas a base de legumbres, que además nos aportan un extra de proteína vegetal.
Realmente estamos en una sociedad que consume mucho pan. El problema es su mala calidad, siendo muchas veces imposible de encontrar un pan de panadería hecho como Diós manda.
La mejor solución es prepararlo tú en casa ya que son realmente fáciles de hacer.
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